VEINTICINCO: VIERNES A MEDIATARDE. TRAZA PARALELOS ENTRE NOMBRE Y MEMORIA. SE PRODUCE OTRO DIALOGO INTERESANTE CON EL JOVEN DEL TERMO.
Mi
amnesia no me sirve. Desde que soy Darcy recuerdo y no tengo coraje para
golpearme otra vez. Lo peor es que empiezo a sentir curiosidad. Esa imagen de
la escalera ancha y la cruz roja no son de un sueño, no provienen de la muda.
Deben ser de este lugar, de este hospital, ya estoy seguro de eso. Pero está
tan deshabitado que no parece real. Esas imágenes son otra falla en el sistema
de olvido. Es el problema de los vivos, empezar a sentir-se cómodos y ser
interrumpidos por un recuerdo. O tal vez sea sólo mi problema: así como hay
gente que dice cosas hermosas y enseguida siente la necesidad de amargarlas con
ironía, yo tengo la necesidad de aburrirme con pensamientos pomposos.
No se a qué hora va a volver Hughes, ya comimos y la muda está
ocupa-da en mirarse los pies con un ojo y el otro, tiesa en su actividad.
Tendré que esperar a que se relaje y termine la digestión para obtener algo
bueno de ella.
Pero El Loco Presente me dijo. Presente
Continuo: un solo día que empiece a las ocho y termine a las nueve y
media. Dormir y cuando llegue la mañana que otra vez sean las ocho y vuelva a
ser la primera vez. Cada día yo podría tener un nombre diferente y ni siquiera
saber que es diferente.
Pero hay una falla en este sistema, aún contra mi voluntad me
quedo en Darcy, descanso en ese nombre absurdo con total certeza, como si
hubiera nacido el día en que me lo pusieron.
Con las cosas así Bautista del termo sería mi dios y la muda mi
virgen-cita. Un culto austero pero suficiente para sentirme espiritual y
humano.
—Darcy, ¿qué hacés? Ni me escuchaste entrar, no me digás que
estabas pensando…
—Es que vos me dijiste que yo era el presente continuo —ahora me
era fácil tutearlo— pero recién empezó a tener sentido después de
que me lo dijiste, y además a partir de esa idea empecé a imaginarme cómo sería
una vida en absoluto presente, entonces, el día en que me lo dijiste empezó a
ser un punto en el pasado y el significado de lo que dijiste uno en el futuro.
—Ajá, te rompiste la cabeza.
—Te hablo en serio, llegué a una conclusión. —A ver…
—El tiempo es indivisible. —¿Esa es tu conclusión?
—Bueno, para mí es importante.
—¿Entonces por qué dividís todo en antes y después? ¿No ves que
vos cortaste la soga cuando te caíste? ¿O todavía no te diste cuenta?
—Me parece que no me entendiste.
—Puede ser, te estás poniendo difícil, che…
Cuando se va no me queda más remedio que ir a la muda. El tic en
el que estaba se hizo muy veloz y complejo: ahora incluye los ojos, los dedos y
la punta de la nariz, pero cuando me apoyo se le pasa instantáneamente.
Seguía nevando.
No podía pensar en la belleza de los árboles. No podía pensar en
los abatidos por el frío. No podía pensar en las dificultades con el auto ni en
la sensación de aislamiento.
Ya no podía: la irrealidad del aire, del espacio agobiado de
copos, livianos al moverse, pesados por su tamaño, nada que ver con algodón,
incomparables, es decir: no parecidos a nada, repelentes a toda metáfora,
nieve, nevada, blanco sobre blanco, elcielo blanco el suelo blanco, lo que
fueron postes, alambres, pisadas vueltas a llenar, colinas en miniatura,
vallecitos, nada de sombra, nada brillando, blanco celeste, blanco gris, blanco
de color antes de romperse: todos los colores fueron blancos hasta la invención
del prisma y alguien que hizo entrar la luz por una de sus caras.
Por eso esto es previo, es anterior, este paisaje es anterior
aunque creamos recordar las cosas que hay debajo, o es que cree recordar las
cosas que hay debajo, pero ya no puede pensar, la falta de matices engaña,
había una vez, hubo una vez, eso de ahí era una silla que quedó tirada, o eran
maderas olvidadas de cuando arreglaron el cerco.
Algo era eso que ahora es una forma sin ángulos, debajo de eso
había palabras, movimientos, debajo de eso alguien reía, cree recordar que no
es lo mismo que recordar precisamente, ahora no está claro si todo estaba o
estará, alguna vez, algún día será. Este panorama vuelve las cosas a un tiempo
anterior, ya está dicho, a un tiempo previo como la luz que vemos al nacer, una
luz blanca, ya no puede pensar, se le caen los ojos o se le cierran pero es lo
mismo, sigue viendo los mismos copos gruesos, torpes bailarines que van a
terminar tapando la línea de la ventana y del techo y de todo, o no, está
exagerando, si pudiera recordar qué era eso de ahí, pero no sería correcto salir
a desenterrarlo, ya no puede pensar, en poco tiempo no será capaz de recordar
que había algo que quería recordar, amnesia fría, todo lo que existe tapado por
la nieve o nada existe hasta que la nieve se retire para creerlo. Para crearlo.
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